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• La profesión religiosa nos permite disponer de los bienes temporales sólo con permiso del Superior.

 

Podemos renunciar a herencias y legados. Para ello se necesita:

 

• Tener al menos veinte años de profesión perpetua.

 

• El permiso del Superior General.

 

• Una declaración escrita que cumpla con los requisitos de validez, también ante la autoridad civil.

 

Cuando uno quiere vincularse a la Congregación para toda la vida, hará, antes de la profesión perpetua, un testamento civilmente reconocido de cuanto posee como propiedad y de lo que recibiere en concepto de herencia o legado (testamento). Con permiso del Superior Provincial, se pueden introducir cambios, posteriormente, en el testamento.

 

Nuestra comunidad de bienes es de carácter misionero. Tiene la finalidad práctica de proporcionar medios para las tareas de la Congregación.

 

Nuestra vida debe ser sencilla y modesta, cualesquiera que sean las circunstancias en las que nos encontremos; lo que sólo es posible si no estamos apegados a las cosas materiales. Esta actitud nos capacitará para aceptar el mensaje de Cristo con mayor disponibilidad y propagarlo libres de toda preocupación.

 

Aceptamos agradecidos lo que la Congregación nos ofrece para la vida, la formación y la salud. Puesto que todos los medios que están a nuestra disposición pertenecen a la comunidad y a su obra, haremos uso adecuado de ellos, los administraremos fielmente y daremos cuenta de ellos en conciencia.

 

Es propio de nuestra vida de pobreza tomar con responsabilidad la ley común del trabajo, a la que todos estamos sujetos. Por eso cada uno pondrá su tiempo, sus fuerzas y cualidades al servicio de la comunidad y de su cometido (PC 13).

 

Por nuestra vida sencilla y abnegada, nos ponemos conscientemente al lado de los pobres y necesitados y amonestamos a los que tienen y gozan de mucho. Tal estilo de vida nos fortalece en la fidelidad a nuestra vocación, que exige todo tipo de renuncias.

 

Cada uno, cada comunidad y la Congregación entera, revisarán periódicamente sus bienes y su estilo de vida y han de preguntarse, con sinceridad, si se siguen empleando los medios adecuadamente y de acuerdo con su finalidad.

 

Fieles al mandato del Concilio Vaticano II, buscamos nuevas formas para expresar la pobreza a nivel individual y comunitario (PC 13).

 

Cualquier necesidad en que nos encontramos es un desafío a nuestra capacidad de entrega. Allí donde trabajamos entre los pobres y los desheredados, no sólo anunciamos el Evangelio, sino que también propugnamos la justicia social que dignifica su vida. Así, llegaremos a ser para ellos un signo de esperanza.

Colaboramos, según nuestras posibilidades, con las instituciones que tienen como finalidad la superación de la pobreza y de las injusticias sociales. Basados en nuestro pasado histórico, estamos obligados a continuar el trabajo social del Abad Francisco Pfanner y del Padre Bernard Huss.

Nuestra vida en pobreza manifiesta:

 

• Que somos administradores y no dueños de los bienes.

 

• Que es deber de todos los hombres el preocuparse por el prójimo sumergido en la miseria.

 

• Que confiamos en la providencia de Dios (Mt.6,25).

 

• Que la apariencia de este mundo pasa (1Cor.7,31).

        Congregación de los Misioneros de Mariannhill

    "Mejores campos, casas, corazones"

Cristo ha venido al mundo para anunciar la Buena Nueva a los pobres (Lc.4,18). Siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de que nosotros fuéramos ricos por su pobreza (cf. 2Cor.8,9). Por Él y por su Reino, ponemos lo que somos y lo que tenemos al servicio de la Congregación.

 

El voto de pobreza limita nuestro derecho de propiedad:

 

• Por la profesión religiosa, renunciamos a la administración, al usufructo de nuestra propiedad.

 

• Lo que después de la profesión religiosa obtenemos como fruto de nuestro trabajo o recibimos como obsequio personal, pasa a ser propiedad de la Congregación. Seguimos gozando del derecho de propiedad sobre cuanto poseíamos antes de la profesión religiosa y sobre lo que más tarde se nos adjudica por herencia o legado.